Alguien decidió hacer una incubadora de bajo coste

Campus Madrid es uno de los lugares de moda para el emprendimiento, ilusiona ver como el concepto de espacio abierto y colaborativo con el que siempre identificamos las oficinas Google, se percibe nada más entrar. El gigante de las búsquedas eligió Madrid, después de Londres, Seúl y Tel Aviv, para instalar una nueva sede de sus Campus Google. Me gusta especialmente el auditorio, con sillones muy cómodos cada uno diferente, colores llamativos, unos altos otros más bajos. Siempre con ese punto cool, que tienen los espacios frikis tecnológicos.

Pasé el día por allí, el evento se llamaba TrendSpain 2016, el tema iba de movimiento makers –el “háztelo tu mismo” de toda la vida en la era digital–. Cuando asisto a este tipo de sesiones siempre pienso en la suerte de estos makers tecnológicos que son unos talentosos y que pudieron averiguar su genialidad, ¡¿qué hubiera sido de ellos sino lo hubieran descubierto?!

spacio-makers

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De todo lo que ese día se presentó, y fue muchísimo, me quedé bastante sorprendida con el proyecto “Incubadora de bajo coste” de Alejandro Escario. Ingeniero de telecomunicaciones, y como tantos otros, aburrido existencial trabajador en un banco, decidió hacer un master en ingeniería biomédica. Tuvo la fortuna de que sus antiguos profesores le propusieran participar en el programa Fab Academy del Ceu. “¡Qué bueno!, puedo unir todos mis conocimientos del master en construir algo”, lo decía mientras su cara se iluminaba. Así surgió la idea de la incubadora infantil, que reunía varios aspectos importantes para que tuviera sentido ponerse manos a la obra:

  • el mercado era difícil, un buen reto al que enfrentarse y existía un hueco sin cubrir

  • una necesidad real, nada más arrancar se lo pedían de muchos sitios

incubado-low-cost

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A partir de los conocimientos técnicos de unos pocos, la incubadora se puede fabricar en todo el mundo por algún artesano local. El coste total es de trescientos dólares –el precio de una normal oscila entre los seis mil y sesenta mil dólares– y esto porque en Europa la madera es muy cara, si lo hacemos directamente con la africana el coste es muy inferior. Bajo la licencia open source y open source hardware, queda abierto para el que pueda y quiera hacer una. En un principio fueron necesarios voluntarios que las entregasen porque las dos primeras se mandaron tal cual y desaparecieron todos los sistemas eléctricos que llevaban.

Han arrancado en Benín donde la mortalidad infantil es del cincuenta por mil, y actualmente cuatro mil niños son ingresados, quinientos de ellos son prematuros y no tienen forma natural de atenderlos, lo hacen o bien con mamas canguros, o con botellas de agua caliente en una toalla.

Benin, West Africa, Savalou, three fulani peul tribe girls

Benin, West Africa, Savalou, three fulani peul tribe girls

Para mi lo más increíble de este proyecto es que no se trata de dar dinero a un proyecto sin más –el documental Poverty, Inc.: revoluciona los conceptos de caridad, y da una perspectiva más realista de las distorciones económicas que causa la constante ayuda a países tercermundistas.–, tampoco es necesario ir físicamente a un lugar –por muchas circunstancias personales puede ser difícil tener ese tiempo disponible– sino que es compartir tu conocimiento y dar los medios para que un producto se fabrique localmente produciendo efectos muy positivos en la parte social y económica de un país donde tiene esa necesidad, no es buenismo sin más, es hacer las cosas bien y con sentido.

fotovoltaica

fotovoltaica

“La electrónica puede dar mucho miedo, implica saber algo, hay una curva de aprendizaje muy alta”. Totalmente de acuerdo Alejandro, :-) . Hace dos fines de semana hice un curso de energía fotovoltaica y la parte electrónica me resultó un infierno, me hubiera encantado haber participado en el instituto en algún taller de verdad, ¡y no fue el caso! Por esto me parece tan importante el movimiento maker, hay muchas veces que quieres hacer algo y no sabes por donde empezar. En estos espacios, por ejemplo Makespace Madrid, por una cuota mensual de treinta euros puedes acceder a su equipamiento especializado, impresoras 3D, escáneres 3D, fresadoras CNC e incluso una cortadora láser, mientras compartes conocimiento. Una forma de aprender con tranquilidad sin tener que pagar grandes cantidades de dinero y algo fundamental, que alguien con pasión te lo haga fácil.